Cada vez que un alumno nuevo se acerca a mis clases tratao de tener siempre antes una entrevista a solas con el. Me gusta que nos conozcamos primero antes de abordar el aprendizaje juntos. Entonces lo escucho muy atentamente y lo observo muy atenta también, pero sin que se sienta observado. Le pregunto porqué quiere hacer yoga y qué espera de las prácticas. Le consulto también por su historia clínica y les hago llenar una ficha que luego guardo.Esto no ocurre siempre. A veces no me la devuelven o no la doy si son muy jóvenes y me dicen que no tienene o no han tenido nada. De todos modos trato de que se hagan chekeos generales, radiografías de columna y apto físico para la actividad. No siempre se cumple.
En lo que pongo mucha dedicación es averiguar bien sus hábtios. Sus hábitos laborales, corporales, de pensamiento. Y después escribo todo lo que veo. Trato de saber cuales son sus ilusiones, cuales son sus fantasías con respecto al éxito, el progreso, si tiene una dirección, en qué etapa de su vida se encuentra. Generalmente charlamos un largo rato y yo también les cuento todo esto, quien soy, hacia donde voy, qué hice.
Después hacemos una mini clase y observo su columna y su postura. Me gusta establecer contacto con la mano con mucha delicadeza. Obervo sus fortalezas y sus debilidades y así me voy armando un plan de trabajo cone sa persona y la pongo en un grupo con personas que se encuentren en situaciones parecidad. Nunca mezclo personas grandes con jóvenes por ejemplo. Si mezclo artistas con contadores, cineastas con abogados eso es muuy enriquecedor. Pero cuando las personas traen capacidades muy distintas, no me gusta ponerlos en la misma clase porque tienen ritmos distintos, y unos se sienten apurados por llegar donde está el otro o el otro se siente detenido por el proceso del otro. Trato de que en ciertos niveles los grupos sean parejos.
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